Aunque mal paguen
Soledad es una joven de 25 años. Vive feliz en el pueblo de El Guayabo. Trabaja como enrolladora en la fábrica de tabacos “Caribana”, mientras espera un cupo para terminar sus estudios de turismo en la Isla de Margarita. Soledad solo tiene un deseo en su vida: vivir un gran amor, sentir por fin una pasión fulminante.